lunes, 12 de agosto de 2013

Reseña de una historia de vida disparatada

El abuelo que saltó por la ventana y se largó. Largo y anecdótico título para una larga y anecdótica novela que, sí, se puede resumir en la acción relatada en la primera página, a falta de una manera de resumir los 100 años de la vida de un viejo (que, sorprendentemente, ha viajado por todo el mundo decidiendo el devenir de la historia).


Sin voluntad de spoilear el contenido, lo que sí se puede decir en voz alta es que Jonas Jonasson tiene un estilo (al menos en su versión traducida al español) sencillo y ameno, y hace gala de un humor negro y disparatado al que no todos los lectores estamos habituados. Así, temas tan sórdidos como matones, asesinatos, secuestros, tráfico de drogas, la estupidez humana, el fraude o los crímenes de guerra son relatados desde la memoria de un viejecito de lo más curioso.


El mérito de Jonasson es que, a lo largo del relato, cambia totalmente nuestra idea de Allan, el centenario protagonista. Al principio choca la idea de un anciano saltando por su ventana y largándose tan tranquilo. Según nuestros prejuicios, un anciano de residencia es frágil; quizás cascarrabias, pero dócil y, sobre todo, un anciano es una persona dependiente e indefensa. Nada más lejos de la realidad, Allan le da la vuelta, capítulo a capítulo, al concepto que construimos de él.


No es la típica lectura ligera de verano, y su éxito de masas probablemente se debe a la atracción inexplicable que generan los títulos largos al público mainstream (miren el éxito, eso sí, merecido, de la trilogía Millenium, o los títulos de canciones de grupos tipo Panic! at the disco). Sin embargo, su éxito se debe con seguridad a que cumple su cometido, el que más buscamos en vacaciones para ir a la playa o rellenar esos minutos en blanco de viaje en el metro: es sumamente entretenida.

1 comentario:

Luis dijo...

Lo leí y lo comenté en mi blog también. Me encantó, como dices muy entretenido y a la vez repasas algo de historia.
¡Saludos!