viernes, 28 de diciembre de 2012

Pensar en política antes de dormir

La opción política en este país debería ser algo que pudiéramos elegir libremente, en función de nuestras ideas -fruto de una formación cultural y, por qué no, influencia de nuestro entorno-, no algo inherente, cual costra que se pega a una herida y que no se puede arrancar, a la clase social y el patrimonio que se tenga.

Dicho de otra forma, las diferentes opciones políticas de España deberían poder representar a ciudadanos de cualquier clase social y económica. Ya vimos la pantomima de las últimas elecciones: el voto obrero fue a parar, en una sorprendente gran parte para lo que es habitual, al Partido Popular (derecha liberal y cristiana). ¿Se han defendido sus intereses, a pesar de su voto libre? No. ¿Votaron estos ciudadanos sabiendo lo que representa esta opción política y estando firmemente convencidos de estar de acuerdo? Es improbable. Las campañas políticas son otro tema a debatir, ya que no deberían tratarse, desde el punto de vista del marketing, como si fueran meros productos de venta masiva. Jugaron papeles cruciales la situación ruinosa del PSOE y el hastío generalizado de la población y sus votantes decepcionados.

Es más que sabido que aquí tenemos un pasado dividido en dos versiones irreconciliables que va a impedir ese voto libre, y esa defensa del político por su votante, sea de la procedencia que sea, hasta que nos apetezca. Mientras tanto, sigamos quejándonos, que es lo fácil.

Nota: todo esto viene porque, al estar fuera, se conocen muchas opciones políticas y sorprende ver cómo personas de diferente procedencia pueden votar a la derecha (que no tiene por qué ir unida a liberalismo o religión como aquí) y estar satisfechos, a diferencia de nuestros conciudadanos. En fin, es importante viajar y, sobre todo, estar abierto a conocer.

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