miércoles, 22 de junio de 2011

100% algodón, lavable a mano

Los hombres son como la ropa. Hasta que no llevas un tiempo comprando, no te das cuenta de que, más importante que la marca o la novedad, es la materia prima. ¿De qué está hecha la ropa? ¿De qué está hecho un hombre? No es la misma calidad la del algodón que la del poliéster, uno es natural y el otro sintético. El tacto de uno me recuerda al hogar, el otro me pica por las noches si lo llevo demasiado tiempo puesto, además está frío y se desliza demasiado rápido, tan fácilmente te lo pones como te lo quitas.

Por supuesto, es importante que tanto los hombres como la ropa te parezcan bonitos. A su manera, todo tiene su encanto. Pero no hay que dejarse seducir por unas palabras bonitas, si detrás sigue habiendo material barato. Ya puede llevar la camiseta una frase inteligente, que si costaba tres euros, será que con la misma máquina y mano de obra barata pueden imprimir la frase más estúpida del mundo en la siguiente tanda de camisetas. Y tú te la pondrás igual, serás igual de estúpida que la frase, la camiseta, y el hombre.

Después hay quien prefiere comprar ropa nueva cada mes (que generalmente será barata, a no ser que tengas la suficiente pasta como para hacer que lo que te compras cada mes te dure el doble de años... ¡y eso sería mucha ropa!) en vez de buscar prendas especiales que pueda seguir queriendo llevar pasadas varias temporadas. Sí, lo novedoso te hace feliz durante un tiempo, te sientes la reina del mambo, la más fashion, la más trendy. Pero nada te une sentimentalmente a esa falda ni esos zapatos. No sentiste palpitaciones la primera vez que los viste, ni has visto las estrellas en medio de la noche con ellos puestos, tampoco te has revolcado en la hierba riéndote veinte veces con esos pantalones. No sonreirás cuando abras el cajón para renovar tu armario este verano y veas esa camiseta, todavía suave, que tantos buenos momentos te ha hecho pasar. En su lugar, estarás estresada pensando en la necesidad de huir a comprar unas cuantas prendas que te sirvan para las dos próximas semanas y que luego, con alguna excepción, olvidarás en el armario para siempre.

Siempre me ha gustado expresarme con metáforas... y está claro que a mí me gustan las prendas especiales, de calidad y bonitas. ¡Pero ojo, que hay que respetar todos los gustos!

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