martes, 21 de febrero de 2012

Primavera Valenciana

Hoy me he levantado con dolor de cabeza. Cuando he ido hacia el comedor, a mirar por la ventana, me ha aliviado ver que hacía un día precioso: el sol está bien alto, la luz es brillante y las hojas de los árboles translucen un verde vigoroso. "Qué buen día, parece primavera", he pensado, y he dado otro paso hacia la ventana sin ninguna preocupación.

Pero al mirar hacia abajo, a la calle, de repente he visto un movimiento furtivo allí abajo. Una bota oscura. Y he pegado un respingo. Me había parecido la bota del uniforme de la Policía Nacional, a la que vi ayer desplegar su poder en persona por las calles de mi ciudad (por suerte, y gracias a la decana de la Facultad de Historia, no tuve que ver escenas como las que salen en los diarios hoy, de absoluto abuso hacia jóvenes y simples ciudadanos).

Esto es lo que ocurre cuando sales a manifestarte en Valencia

Eso me ha recordado a mi visita al campo de concentración de Auschwitz este verano. Cuando estuve allí, el sol lucía también con fuerza. Mientras paseaba por los caminos que habían pateado cientos de presos hacia una muerte injustificada, también me fijé en la vigorosa hierba que crecía a los lados. Tras las vallas que un día estuvieron electrificadas, se podían ver hasta flores. Qué gran contraste entre libertad y cautividad, vegetar y vivir, tranquilidad y miedo.

Aquí también llegaba la primavera
Una vez fui consciente de que un buen día, o un lugar bello, pueden ser escenario de atrocidades y violencia, la luz ya no me pareció brillante sino fría. La luz en Valencia hoy, después de tres días de desmesura y sinrazón, es más fría que nunca. Pero, por lo menos, hemos despertado y somos conscientes de ello.

1 comentario:

Juls dijo...

Si, Nora.. lo más importante es ser conscientes y con un objetivo claro actuar. Pero tengo miedo igualmente porque no tengo a que aferrarme y no tenemos ninguna garantía? hasta cuando? yo he pensado en V de Vendetta... anoche os vi por el stream pero apenas podía pensar en otra cosa que en que tontas razones me hacían no estar allí con vosotros.