jueves, 26 de enero de 2012

Cosas que me indignan

Que un juez, Garzón, que tiene la valentía de investigar a la clase política más rancia de este país (Gürtel y franquismo) esté sentado en el banquillo con la excusa de unas supuestas grabaciones (acusado por agrupaciones de ultraderecha que algún interés tendrán en que no se investigue sobre la memoria histórica).

La chupipandi en el coche fantástico de Alonso

Que un caradura, Camps, que ha pasado su tiempo durante la presidencia de la Generalitat Valenciana despilfarrando dinero público en obras faraónicas y dándose baños de masas con sus "amiguitos del alma" corruptos y estafadores, esté absuelto penalmente y pueda ser rehabilitado políticamente para seguir haciendo lo que le da la gana en plena crisis.

Que la sociedad española prefiera ver el fútbol a interesarse sobre la política y cómo mejorarla. Si pusieran la misma pasión en estudiar a cada candidato al que votan como la que ponen en estudiar cada gol, otro gallo cantaría.

Que la juventud española acate sin ningún reproche las ideologías que les imponen hereditariamente en sus casas, sin preguntar, sin mostrar un ápice de curiosidad, sin comprobar si están de acuerdo o no e incluso sin informarse sobre qué ideas componen esas ideologías por las que profesan una profunda devoción.

Española modélica a la que no le interesa eso del periódico

Lo que me indigna, en definitiva, es que seamos un PAÍS DE PANDERETA desde tiempos inmemoriales. Ayer, estudiando para mis exámenes, leí que el cuarto periódico europeo (en el siglo XVIII) nació en Madrid, alimentándose de las ideas de la Ilustración que se estaban gestando en otros países, y me sorprendí al ver que éramos los primeros en algo, y especialmente con una relevancia cultural semejante. Luego leí que había durado muy poco tiempo porque fue censurado ya que sustituía la palabra "vasallo" por "ciudadano".

En resumen, que aquí los que más tienen (oligarcas, reyes, socialités, políticos por herencia) siempre han luchado porque la abundancia no se reparta y se perpetúe la desigualdad. Hoy sigue ocurriendo. Y lo peor de todo es que nosotros, los vasallos, plebeyos y votantes de clase media, no queremos aceptar que estamos convirtiéndonos en nuestro propio yugo manteniendo este orden social.

La rebeldía, la subversión, provoca aversión en las clases dominantes. Me meto en Twitter y veo a gente de clase media insultando y argumentando en vano para atacar a los valientes que se atreven a pedir un cambio y a expresar su indignación en #acampadavalencia, una acampada espontánea estilo 15M que se ha convocado frente al Tribunal Superior de Justicia de Valencia. Es decir, que los que deberían estar luchando por un mejor reparto de recursos, por una justicia menos sesgada, están defendiendo a los que se quieren aprovechar de ellos.

Y como me considero civilizada y no me va lo de insultar, me limitaré a decir que el problema en España no es el sistema educativo, no es que los colegios no funcionen bien, no es que los profesores sean ineficaces: el problema es la propia sociedad, los propios padres, nosotros mismos. Que las ideas las traemos de casa. El problema es que NO queremos aprender.
¡La culpa de todo la tiene Zapatero!

2 comentarios:

Yasmín dijo...

Muy de acuerdo, Nora. Pero creo que el desinterés y el conformismo político viene, en parte, impuesto por el sistema educativo (obviamente establecido por los que gobiernan). En secundaria,por ejemplo, hemos aprendido de memoria artículos de constituciones y de decretos pero, ¿quién nos ha enseñado para qué sirve realmente una Constitución?; ¿quién nos ha enseñado qué significa nuestro voto en las urnas? Nadie. No es culpa de los profesores, como bien dices, sino de aquellos a los que no les interesa que conozcamos demasiado.

hippie pirata dijo...

Lo sucedido en Valencia es habitual en los EEUU, donde existe el jurado popular. Con eso no trato de disculpar a nadie sino llamar la atención sobre la personalidad del valenciano medio, algo que los abogados de los EEUU tienen muy en cuenta cuando deben asistir a un cliente de un territorio en particular.
Podríamos decir que Camps ya había sido declarado inocente antes de empezar el juicio, de la misma manera que veremos a Garzón ser culpable e invalidadas las escuchas de la Gurtel.
En sí no debería extrañarnos, a mí, por lo menos, no me extraña y hasta me satisface. El país debe llegar a sentir asco de si mismo, caer hasta lo más hondo de la vergüenza, para rebotarse y reaccionar. Y eso aún no ha llegado.
Estamos hablando de España, no lo olvides. Para entenderlo solo hay que darse un garbeo, hablar con gente con criterio y saber lo que se dice de nosotros por ahí.